Por: La Redacción.
Ciudad de México., a 15 de mayo del 2024.- Una denuncia de la gimnasta mexicana Elsa García derivó en la suspensión de los entrenadores franceses Eric Demay y Cécile Pellerin Demay, durante dos y un año, respectivamente, quienes la maltrataron física y sicológicamente cuando en 2019 fueron contratados por el presidente de la Federación Mexicana de Gimnasia, Gustavo Salazar, para entrenar a la selección nacional a pesar de sus antecedentes de violencia contra deportistas de otros países.
La histórica sanción fue emitida el 11 de abril último por la Comisión Disciplinaria de la Fundación de la Ética de la Gimnasia (GEF por sus siglas en inglés), un organismo que nació en enero de 2019 con la finalidad de proteger del acoso y el abuso a las atletas y otros participantes en la gimnasia, así como llevar a cabo procedimientos disciplinarios en contra de quienes rompan las reglamentaciones de la Federación Internacional de Gimnasia (FIG).
Además de que durante el tiempo mencionado los Demay tienen prohibido ejercer como entrenadores, tampoco podrán recibir una acreditación ni desempeñar cualquier rol en una competencia internacional o evento avalado por la FIG. Como requisito para regresar a sus actividades de entrenamiento se les ordenó someterse a una capacitación acreditada en materia de salvaguardia y protección.
Asimismo, la GEF multó con 10 mil francos suizos a la Federación Mexicana de Gimnasia (FMG) y le ordenó crear, antes del 31 de diciembre de este año, un protocolo de acción preventiva y correctiva que deberá incluir una evaluación en retrospectiva de lo que hizo mal o dejó de hacer para salvaguardar la integridad de Elsa García.
Este caso comenzó el 21 de noviembre de 2019 cuando la gimnasta regiomontana Elsa García presentó una denuncia a través del portal de internet de la GEF para señalar la mala conducta del matrimonio entre Eric Demay y Cécile Pellerin Demay, quienes fueron contratados en marzo de 2019 con la intención de mejorar el desempeño y prestigio de la selección nacional de gimnasia rumbo a los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020.
De acuerdo con el testimonio que ofreció la deportista, los malos tratos comenzaron en abril de 2019 y fueron escanlando hasta el Campeonato Mundial que se realizó en octubre en Stuttgart, Alemania. En los hechos que relató —y que acompañó con pruebas documentales como videos— García destacó que altos funcionarios de la FMG, incluido el presidente Gustavo Salazar, fueron informados de las prácticas abusivas de los dos entrenadores y aun así no tomaron ninguna medida para evitar o detener el maltrato.
La GEF llevó a cabo una investigación que duró varios años en los que tomó en cuenta las declaraciones de testigos de nacionalidad mexicana y suiza y de gimnastas y entrenadoras francesas. Con base en lo anterior, la GEF considera que los entrenadores Demay y Pellerin sometieron a las gimnastas a repetidos abusos.
“Eran extremadamente controladores y amenazantes no sólo con la señora García también con su entrenador, el señor José Antonio Martínez Barraza. Además, abusaron verbalmente en repetidas ocasiones, la avergonzaron delante de sus compañeras de equipo y la sometieron a ella y a sus compañeras a un entrenamiento excesivo, sin tener en cuenta las necesidades individuales de las gimnastas y las lesiones que García ya acusaba, poniéndola así en riesgo de sufrir más daños y lesiones”, indica la resolución, cuyo documento tiene Proceso.
En total, Elsa García denunció ocho incidentes en los que la pareja de entrenadores franceses la violentaron durante campamentos, entrenamientos y competencias en ciudades de México y del extranjero entre el 15 de abril y el 5 de octubre de 2019, uno de los más significativos fue el ocurrido en Tijuana, Baja California, durante los entrenamientos y el selectivo para los Juegos Panamericanos de Lima.
Este hecho lo denunció prácticamente en el momento en que ocurrió. García publicó un video donde se ve a Demay tirarle una pesa en los pies. Si la gimnasta no hubiera reaccionado a tiempo el disco de acero de 10 libras (4.5 kilos) le hubiera caído en el pie derecho.
Elsa García narró en su denuncia al GEF que durante esa concentración el entrenador ordenó a las gimnastas que entrenaran con pesas muy pesadas. Como ella recientemente se había sometido a una cirugía de espalda le pidió no levantar tanto peso. Al francés no le importó y le dijo que obedeciera. Entonces Demay empezó a acosar verbalmente a García y luego a intimidarla llamándola “vieja”, “senil” y “abuela”. Con 29 años en ese momento era la más veterana de la selección mexicana de gimnasia.
Después de clasificar para las pruebas por equipo, García solicitó saltarse la prueba de suelo debido a un dolor que sentía en el talón de Aquiles. Demay se negó y la obligó a competir.
Elsa García no fue la única agredida durante ese campamento. Otro video muestra al entrenador Demay dándole una nalgada a Victoria Mata y también jalando del brazo a otra gimnasta. Mata lo acusó, pero su denuncia fue desestimada por quienes dirigen la Federación Mexicana de Gimnasia.
Estos incidentes fueron denunciados al presidente Gustavo Salazar quien ignoró las quejas y las preocupaciones planteadas por la entrenadora María Andrea Gómez quien se lo comunicó por escrito el 22 de abril de 2019.
Durante un campamento realizado en la Ciudad de México, García se sometió a una resonancia magnética y solicitó al entrenador no realizar algunos ejercicios ante las lesiones confirmadas en este estudio. Demay volvió decirle que no y la obligó a que los ejecutara a pesar de las lesiones. Según la declaración de la atleta, tanto él como su esposa siguieron burlándose de ella y llamándola con nombres despectivos por su edad y peso corporal.
Otro de los incidentes reportados fue que durante el Campeonato Nacional realizado en Querétaro la seleccionada nacional Alexa Moreno tuvo un accidente en la viga y se golpeó la cabeza, situación que requirió su atención en un hospital y los médicos recomendaron que ya no compitiera.
Pese a ello, Demay presionó para que continuara. Como prueba de este hecho se presentó un informe médico del 4 de junio de 2019 y el testimonio de la entrenadora Gómez.
En julio de ese año, cuando se llevó a cabo en la Ciudad de México la última concentración de entrenamiento antes de los Juegos Panamericanos, Elsa García informó a la FMG que no participaría debido a las lesiones causadas por las malas prácticas de entrenamiento de los entrenadores Demay y Pellerin. La gimnasta informó a la GEF que también estaban lesionadas sus compañeras Ahtziri Sandoval, Victoria Mata, Nicole Castro, Frida Esparza y Natalia Escalera y que los entrenadores seguían acosándola e insultándola a ella.
Durante el cuarto campamento de entrenamiento de la selección nacional en la Ciudad de México, la gimnasta Daniela Briceño recibió comentarios tan negativos y agresivos sobre su desempeño que durante su actuación aterrizó muy mal y se lastimó tan gravemente que tuvo que ser operada ese mismo día, testificó Elsa García ante la Comisión Disciplinaria de la GEF.
Sobre este incidente, el diario Reforma publicó en su momento una entrevista con la madre de la deportista, quien denunció que ella tuvo que pagar los gastos hospitalarios y confirmó que su hija de apenas 14 años fue intimidada por Cécile Pellerin Demay y le dijo: “Tú no sirves” delante de Aída Morán, la directora técnica de gimnasia artística de la FMG.
La señora también dio cuenta que el entrenador de su hija (Dámaso Rodríguez) siempre fue excluido de las reuniones técnicas con los entrenadores franceses, situación que Elsa García también denunció a la GEF porque lo mismo ocurría con su entrenador Antonio Barraza y los de sus demás compañeras.
Otro de los incidentes de violencia que Elsa García reportó a la Fundación de Ética de la Gimnasia es que durante una reunión del equipo nacional al término de la Copa del Mundo de Gimnasia Artística 2019, en Guimaraes, Portugal, los entrenadores Demay y Pellerin dijeron que el desempeño de García y de Ana Lago, otra gimnasta regiomontana, fue “una mierda”.
Finalmente, otro de los hechos que revisó el panel de tres personas de la Comisión Disciplinaria de la GEF que tuvo en sus manos la denuncia de Elsa García fue que la propia gimnasta hizo público en sus redes sociales las conductas de los entrenadores que la hicieron sentir violentada física y sicológicamente y que lejos de atender el problema, la Federación Mexicana de Gimnasia posteó un comunicado en el que minimizó los señalamientos.
Un patrón de mala conducta
Tras la revisión de todos los testimonios, pruebas y evidencias, el panel disciplinario de la GEF fijó el 5 de marzo de 2024 como fecha de la audiencia vía Zoom para comenzar el proceso en contra de los entrenadores franceses. Además de ellos, fue convocado el presidente de la FMG, Gustavo Salazar, quien asistió con su abogada Fabiola González Robledo; también estuvo la asesora jurídica de la FIG, Charlotte Perret; y el propio director de la GEF, Alex McLin.
Elsa García no fue invitada a la audiencia para no exponer a la víctima ante sus agresores, pues consideraron que el testimonio que dio y todas las pruebas y evidencias que presentó eran más que suficientes.
En la resolución, el panel disciplinario determinó que dado la cantidad de acusaciones y señalamientos en contra de Eric Demay y de Cécile Pellerin Demay no se puede saber si todo es cierto, pero que hay evidencia suficiente de un patrón de mala conducta que justifica las sanciones en su contra porque violaron las reglas de la Federación Internacional de Gimnasia, en particular el Código de Disciplina, el de Ética y el de Conducta referente al respeto de los derechos humanos y la dignidad como un requisito fundamental de la gimnasia a nivel nacional e internacional y también a que “todas las formas de violencia no accidental que incluyen acoso sexual, abuso sexual, abuso físico, abuso psicológico y negligencia no serán toleradas”.
Los tres integrantes del panel disciplinario consideraron que específicamente los entrenadores no se condujeron con la debida diligencia para que su forma de actuar y hablar no constituya una forma de acoso o abuso físico ni sea ofensivo y que incumplieron en sus deberes como entrenadores en una posición de confianza.
Las pruebas que en su favor presentaron fueron las declaraciones que un grupo de gimnastas hicieron en distintos medios de comunicación acerca del buen trabajo que realizaron, a lo que el panel no le dio valor ya que no fueron hechas exprofeso para su defensa y no se referían a los hechos específicos de este proceso disciplinario.
En su defensa, los entrenadores alegaron que la denuncia de Elsa García obedece a que “está frustrada” porque no calificó a los Juegos Olímpicos de Tokyo 2020, a que ella y su entrenador “se sintieron amenazados” con su presencia. La acusaron de que en el pasado “había recibido el privilegio de ser seleccionada por el favoritismo de Antonio Barraza” y de que durante el tiempo que ellos entrenaron a la selección nacional por primera vez tuvo que competir de manera genuina y equitativa con otras gimnastas.
“Sin embargo, el panel no está convencido de que la Sra. García haya actuado por venganza o rencor personal contra sus entrenadores. El patrón de mala conducta está bien documentado por muchas otras declaraciones de testigos. El Sr. Demay admitió durante la audiencia ciertos comportamientos (nombres despectivos, el lanzamiento de la pesa), pero al mismo tiempo les restó importancia y los minimizó.
“El intento del Sr. Demay (apoyado en la audiencia por la Sra. Pellerin) de reducir los motivos de este procedimiento a un acto de venganza por parte de una gimnasta descontenta muestra una mentalidad que, en opinión del panel, agrava su caso (…) Demay admitió que ella era una muy buena atleta y que había tenido éxito en competiciones internacionales de nivel, lo que desmiente su percepción de que el éxito de García puede deberse al favoritismo”, se lee en la resolución.
En la audiencia, Eric Demay recordó que había arrojado una pesa detrás de él sin darse cuenta de que Elsa García estaba parada allí. Luego le enseñaron el video que muestra una secuencia muy diferente. En la grabación, el entrenador se acerca a la gimnasta y le lanza una pesa a los pies, lo que la hace saltar. Después de verlo Demay afirmó que nunca antes había visto esas imágenes.
“Por lo tanto, el panel concluye que hubo dos eventos en los que el Sr. Demay manipuló pesas descuidadamente. En el caso descrito por él, esto podría haber sido accidental. En el evento mostrado en el video fue deliberado. El señor (Gustavo) Salazar consideró que el salto de García fue ‘teatro’ y lo calificó como un incidente menor en un entrenamiento de seis días, ya que Demay sólo aventó la pesa al suelo.
“Esto es pura especulación y ni siquiera fue confirmado por el Sr. Demay, quien dijo que no recordaba este incidente (…) Sea como fuere, los hechos se produjeron y generaron riesgo de lesiones y fueron percibidos como intimidación. Si bien no hay indicios de que hubiera intención de hacer daño, tales actos pueden tener el efecto de intimidar, especialmente por parte de un entrenador. El señor Demay así lo aceptó en la audiencia”.
Sin autocrítica, se perciben como víctimas
Durante la audiencia, el entrenador admitió el uso de nombres que pueden considerarse despectivos como “grandmère” (abuela en español), pero lo atribuyó a diferencias lingüísticas y dijo que no quisieron ofender. Sin embargo, el panel consideró que lo importante es la percepción legítima de la gimnasta, no la intención de los entrenadores.
“El panel considera que cualquier comentario sobre el peso y la edad de una gimnasta difícilmente puede ser inspirador y duda que hayan sido pensados como tales. Demay es un entrenador y sus palabras pueden doler, al responder a la pregunta del panel aceptó que sus palabras podrían malinterpretarse.
“En su declaración testimonial, García describe un incidente en los entrenamientos del Campeonato Mundial en Stuttgart. Demay le gritó por haber elegido un tipo de salto. Cuando ejecutó uno más ambicioso le dijo: “¿Ves? Yo enojado te llevé a hacer un gran salto”. Esto parece reflejar un método de entrenamiento cuya eficiencia (si es que la hay) puede producirse a costa de daños psicológicos. La intimidación no tiene cabida en un gimnasio, especialmente donde entrenan adolescentes y adultos muy jóvenes”.
Eric Demay declaró que no existía ninguna obligación de realizar todos los ejercicios y que las gimnastas eran libres de ejecutarlos o no, pero que al momento de las evaluaciones sí consideraban el comportamiento y el compromiso de cada gimnasta con el programa trabajo.
“De las declaraciones del Sr. Demay en la audiencia, el panel tuvo la clara impresión de que, si bien la realización de todos los ejercicios no era obligatoria, se hacía comprender a las gimnastas que su no realización tendría un impacto adverso en sus posibilidades de ser seleccionadas, independientemente de si hubo razones médicas que les impidieron o deberían haberles impedido actuar. Así, la presión ejercida abierta o indirectamente por los entrenadores podría haber provocado que las gimnastas lesionadas hubieran realizado ejercicios que no debían”.
Los entrenadores señalaron que al momento de la audiencia ya habían pasado casi cinco años desde que ocurrieron los incidentes en México. El director de la GEF les explicó que la investigación comenzó en 2020, pero se retrasó debido a nuevos señalamientos en su contra en Francia, así que mientras ellos alegaban que el paso del tiempo sería un atenuante, les hicieron ver que si su conducta no ha mejorado entonces más bien esto resulta en un agravante.
“Si bien el presente procedimiento se relaciona con supuesta mala conducta en México, ha habido informes similares de Suiza y Francia. Demay explicó que la situación y sus misiones eran muy diferentes en cada país y que ahora tienen más experiencia que cuando entrenaban en Suiza. Bien puede ser que así sea y, de hecho, es una circunstancia agravante.
“Los entrenadores no dieron muestras de autocrítica. Queda la impresión de que no están dispuestos o no son capaces de adoptar la perspectiva de la víctima. Se perciben a sí mismos como víctimas. La GEF señaló que en el procedimiento en Francia es el mismo caso y solicitó al panel que lo tuviera en cuenta. Si bien esto es un reflejo comprensible y probablemente natural de cualquiera acusado de malas acciones, se espera más empatía y autocrítica de un entrenador a quien se le confían jóvenes adultas y menores”.
Al ser esta la primera vez que los entrenadores franceses enfrentan un proceso disciplinario a pesar de las denuncias que ya existían en su contra, Alex McLin consideró que está justificada una sanción internacional para evitar que los Demay vayan de un país a otro maltratando gimnastas.
La indolencia de la Federación Mexicana de Gimnasia
Por su acción indebida o inacción, la Federación Mexicana de Gimnasia fue multada y reconvenida por el panel, pues violó el Código de Disciplina de la FIG 2019 con respecto a la protección de los participantes en este deporte, ya que las federaciones son responsables del comportamiento de sus integrantes, gimnastas, jueces y funcionarios.
El Código de Conducta de la FIG establece explícitamente que “las Federaciones Nacionales (…) son responsables de crear un ambiente positivo para la práctica de la gimnasia segura” y que la conducta y el comportamiento en la actividad gimnástica nacional e internacional deben ser coherente con las reglas proporcionadas por el COI, la FIG y la Federación Nacional, así como con los principios clave de respeto, dignidad humana e integridad”.
En su endeble defensa, Gustavo Salazar le dijo al panel disciplinario que no actuó en consecuencia porque Elsa García no denunció formalmente ante la Comisión para la Atención de Casos Especiales y que le molestó que no obedeció la cadena de mando e hizo públicas sus quejas en los medios de comunicación. Para los miembros del panel es muy claro que la mexicana no confiaba en la FMG para realizar una investigación justa, ya que el organismo incluía a los mismos miembros que no la protegieron y era la patrona de los agresores.
“La cuestión no es lo que hizo García sino lo que hizo la Federación cuando tuvo conocimiento de las acusaciones. Es evidente que podría y debería haber llevado a cabo una investigación como la que realizó posteriormente la GEF (…) También se observa que la entrenadora María Andrea Gómez le había escrito al Sr. Salazar el 19 de abril de 2019 preguntándole qué haría la Federación con respecto a la integridad de la gimnasta y mencionó que los entrenadores franceses tenían antecedentes de maltrato: ‘No quiero chismear ni molestar, pero sí creo que es mi obligación decir algo ahora que veo esto que, en mi opinión, no es correcto antes de que se convierta en algo más, especialmente cuando se trata de un entrenador que tiene un historial de abuso’.
“El panel no considera apropiado que una Federación culpe y se escude detrás de la supuesta falta de respuesta y los motivos de García (…) La confianza que tenía en la Federación probablemente también se vio disminuida por la declaración pública en la que la Federación tomó partido y no inició una investigación por iniciativa propia. Claramente correspondía a la Federación llevar a cabo dicha investigación (…) en el presente caso tenía un mayor deber de vigilancia, ya que los entrenadores tenían un historial de malos tratos”.
Los sancionados aún pueden apelar la resolución de la Comisión Disciplinaria de la GEF.