Por: La Redacción.
Ciudad de México., a 16 de mayo del 2024.- La nueva película de Manolo Caro (Guadalajara, 1984) “Fiesta en la madriguera”, basada en la novela homonima del Juan Pablo Villalobos (Guadalajara, 1973), se centra en un niño inteligente que lo tiene todo porque su padre es el jefe máximo de un cártel de México de los años noventa, mas no podrá salirse de ese mundo.
En la trama hay otro niño, este humilde, que dada su condición de pobreza extrema su futuro será formar parte del crimen organozado.
Caro, productor también de este filme mexicano que se puede ver en Netflix y cines del país, expresa en entrevista que “es importantísimo cambiar el enfoque de cómo se ha retratado el mundo del narcos en los últimos años en nuestro país”.:
“Respeto cualquier proyecto que se haga, pero que ofrezca diferentes aristas porque así le damos oportunidad a la sociedad, al público, de darse cuenta que realmente en el narco nadie gana. En esos lujos, el dinero, que existe en el interior de esas casas, hay marcos de violencia donde están creciendo nuevas generaciones, que pareciera que están predeterminadas a terminar siendo delincuentes, cuando como sociedad deberíamos buscarles una nueva oportunidad. Es un derecho tener oportunidades en la vida, de cambiar nuestro futuro”.
En la trama, al infante Tochtli (intrepretado por Miguel Valverde Uribe de 10 años de edad) le gustan los sombreros, los diccionarios y los samuráis. Es un niño y, en este momento, lo que realmente quiere es un nuevo animal para su zoológico privado: un hipopótamo pigmeo de Liberia. Su padre, Yolcaut, un poderoso capo, está dispuesto a cumplir todos los deseos de su hijo. Porque para Yolcaut nada es imposible. Tochtli vive en un palacio. Una madriguera de oro donde radica una docena de personas: asesinos, traficantes, prostitutas, sirvientes y, a veces, un político corrupto. También vive con Mazatzin, su tutor, para quien el mundo es un lugar injusto donde los imperialistas tienen la culpa de todo lo malo que hay en él.
Teresa Ruiz, quien también forma parte del elenco, platica que es originaria de Santiago Matatlán, Oaxaca, un pueblo pequeño de niños descalzos y de pisos de tierra y, dice, «lo que veo es que hay falta de sueños, no hay hacia donde soñar”.
“Existen dos caminos para las infancias, o eres narco o eres reguetonero o de corridos tumbados, en este último tipo de música se simula el ritmo de una metralleta, el cual se les mete desde chiquitos y van creciendo con eso. Su futuro es soldado o narco o reggaetonero. Ya no es pensar en ser astronauta como cuando yo era niña. Creo que es muy importante empezar a ver formas de decir que hay más lugares y espacios hacia dónde voltear, porque si no a dónde va ir México”.
En tanto, Manuel Garcia-Rulfo, originario de Guadalajara, manifiesta:
Esta película va más allá de este mundo de los narcos, pero como dice Manolo todo el mundo pierde al final, y el niño va perdiendo su inocencia poco a poco cuando está entendiendo quién es su padre. Eso es muy fuerte y creo que en este filme Manolo plasma todo eso de una manera inteligente, desde el punto de vista del niño”.
Caro, director de cine y teatro mexicano, ha rodado para la pantalla grande éxitos como “No sé si cortarme las venas o dejármelas largas” (2013), “Amor de mis amores” (2014), “Elvira” (2015), “Te daría mi vida pero la estoy usando” (2014) y “La vida inmoral de la pareja ideal” (2016). En 2018 produjo y dirigió la exitosa serie de Netflix “La casa de las flores”, la miniserie “Alguien tiene que morir” (2020), “Sagrada familia” (2023), entre otros proyectos.
“¿Dónde está la libertad?, ¿dónde están los sueños?, ¿se puede crecer en una jaula de oro o en ese desierto? Es importante que la gente vea la película porque en nosotros como sociedad está el cambio de esa generación. A mí me asusta, me aterra pensar por ejemplo que las canciones que hoy en día se escuchan sean tan violentas y que haya niños de siete años que asisten a los conciertos de esos cantantes. No quiero censurar a nadie, soy una persona que va completamente en contra de la cultura de la cancelación, pero creo que si no somos responsables de lo que escuchan los pequeños, entonces ¿qué estamos haciendo como sociedad?”.
«Tengo una anécdota muy bonita. Antes de venir a México a promocionar la película, llevo años radicando en España, hice una función allá para amigos, y me dijo una frase muy linda la actriz Carmen Maura al ver el largometraje: ‘Es que México no cabe en la pantalla’, somos tantos, tan diversos, que nunca vamos a terminar de retratar a este país”.
Ante la pregunta de ¿qué les proporcionó el proyecto?, Garcia-Rulfo señala:
“Nunca había trabajo con niños. El trabajo que hizo Miguel se me hizo increíble. Es muy bonito laborar con infantes porque no hay escuela, no están concientes de que la cámara está ahí. Manolo les pone la situación y luego entran porque para ellos es muy fácil jugar. Yo no soy padre y tener esa oportunidad de jugar a eso con él, fue muy bonito”.
“Yo me quedo con estos dos, Caro y Garcia-Rulfo. Son personas que conozco desde hace muchos años, con los que crecí en la escuela de actuación. Estoy muy conmovida. Al ver la película ayer, me impresionó mucho, se me erizó la piel, tenía muchas ganas de gritar, entonces, es un privilegio enorme para mí compartir con estos dos amigos”.
«Yo me quedo con con la felicidad de haber regresado a mi país a trabajar. Poseía muchas ganas de contar una historia que para mí fuera relevante, y espero que sea relevante para la gente que la vea”.
Por su parte, el actor Jorge Aranda, quien interpreta a Antuco, trabajador de Yolcaut, menciona que “Fiesta en la madriguera” le emociona mucho:
“Finalmente hay muchas historias del crimen organizado en nuestro país, y antes de que se estrenara la película, leí muchos comentarios de que aquí se romantizaba al narcotráfico, de que se estaba haciendo una apología al narcotráfico, y no es asi. La cinta es un reflejo crudo, y la verdad es raro decirlo, pero a la vez es bonito, porque parte de la inocencia y de la imaginación de un niño, quien no sabe a ciencia cierta en qué mundo está creciendo, va descubriendo por qué vive en un castillo, en un palacio encerrado y alejado de todo, y por qué se cumplen todos sus deseos, por no decir caprichos, y seguramente será parte de eso en un futuro.
“Me parece un relato necesario porque es importante que se sigan contando esas historias, y esa es una realidad que se vive en nuestro país y me agrada ser parte de eso. Son escenas un poco fuertes las que me toca interpretar, pero para que se cuente la parte linda de la historia, igual debe existir la oscuridad”.
–¿Ahora ni un niño rico o pobre puede poseer un futuro fuera del crimen organizado?
–Tristemente es un reflejo de una realidad que nos aqueja en México, en Latinoamérica, y deseo que cada vez se presenten menores casos de este tipo. Me parece súper triste. La verdad esta historia viene a remover muchas cosas porque siempre que volteamos a ver las noticias, estos sucesos trágicos y terribles en los medios, pocas veces nos sentamos a detenernos a ver ¿quiénes eran?, ¿cómo crecieron?, ¿por qué llegaron ahí? Muchas de las veces las circunstancias, la falta de oportunidades y demás los llevan a esos mundos. Hay que empatizar un poco con la infancia”.
“Y más allá de esta parte del narcotráfico, rescato mucho de la película el tema de la paternidad. Somos un país que me encanta, pero casi siempre las historias son del matriarcado, de la madre al hijo y viceversa, y en este caso es desde el lado del padre, porque además es una nación donde hay tantos padres ausentes, y desde la inocencia del niño es súper lindo en conocer la resiliencia que me parece también un punto importante dentro del largometraje, saber sobrellevar todo tipo de circunstancias por más desagradables que sean”.