El presidente de China, Xi Jinping, ha enfatizado la necesidad de oponerse a las influencias «pro-independencia» en Taiwán, durante la clausura de la Asamblea Popular Nacional (APN), una semana después de que el parlamento oficial le otorgara un tercer mandato presidencial sin precedentes.

El mandatario cerró la sesión con un discurso a los delegados reunidos. El viernes, en una ceremonia en Beijing, aseguró su lugar como el líder más poderoso de China en varias generaciones. Mientras en su discurso del lunes pasado para asumir un nuevo periodo presidencial expuso sus prioridades para China, entre éstas la necesidad de una «reunificación nacional» con Taiwán como la «esencia del rejuvenecimiento nacional».

“Deberíamos oponernos activamente a las fuerzas externas y las actividades secesionistas de la independencia de Taiwán. Debemos avanzar inquebrantablemente en la causa del rejuvenecimiento y la reunificación nacional”, dijo Xi entre fuertes aplausos. Xi, quien anteriormente no descartó el uso de la fuerza contra Taiwán, enfatizó la necesidad de “promover el desarrollo pacífico de las relaciones a través del Estrecho”.

El Partido Comunista Chino nunca ha gobernado Taiwán, una democracia autogobernada, pero la considera una provincia renegada que debe “reunificarse” con el continente, por la fuerza si es necesario. Xi ha priorizado cada vez más el reclamo de China sobre Taiwán, presentándolo como un imperativo histórico en medio de las crecientes tensiones con los EE. UU.

Xi enfatizó la necesidad también de reforzar el ejército, convirtiéndolo en un «gran muro de acero» para proteger la soberanía y los intereses nacionales de China.

También pidió una mayor autosuficiencia económica y la necesidad de coordinar el desarrollo y la seguridad. “La seguridad es la base del desarrollo. La estabilidad es la base de la prosperidad”.

El sábado, Li Qiang, un antiguo aliado de Xi, fue ascendido a primer ministro, el segundo cargo más poderoso en el Partido Comunista Chino. El exjefe del Partido Comunista de Shanghai reemplazó a Li Keqiang, quien renunció después de dos mandatos de cinco años.

Li Qiang, ahora, es encargado de reconstruir la economía de China después de tres años de restricciones de Covid,  por lo que trató de inspirar confianza a empresarios. Dijo que las empresas en China tendrán espacio y amplias oportunidades para desarrollarse en un entorno basado en reglas y una “cultura de respeto”, dijo el primer ministro durante su primera rueda de prensa.

En los últimos años, el partido ha tomado medidas enérgicas contra las empresas de tecnología, en un intento por afirmar el control sobre las empresas más grandes de China.

Li también criticó a Estados Unidos, haciéndose eco de un discurso del presidente Xi, en el que condenó la «represión de China» liderada por Estados Unidos.

“China y Estados Unidos deberían cooperar. Cuando China y Estados Unidos trabajan juntos, podemos lograr mucho”, dijo Li, y agregó: “El cerco y la represión no son ventajosos para nadie”.

El gobierno ha establecido un objetivo de crecimiento económico para 2023 de alrededor del 5%, frente al 3% del año pasado, que fue uno de los desempeños más débiles en décadas.

***

Reuters contribuyó a este informe