ARLINGTON — No fue la victoria más limpia y pudo ser por un margen aún mayor, pero los Dallas Cowboys volvieron a ser el equipo dominante de las primeras dos semanas de la temporada regular al derrotar con pizarra de 38-3 a los New England Patriots sin mayores problemas.
Más importante, los Cowboys mostraron que la derrota en Arizona fue un accidente o un exceso de confianza que ayudó a despertar en buen momento de la temporada, antes de que sucediera algo peor.
Sí. La paliza sobre los Patriots sirvió para recuperar confianza en la defensiva, pero también para recordarle a la ofensiva los problemas que empiezan a ser más que serios en zona roja, algo que en las dos temporadas anteriores era el mayor de sus éxitos.
El abultado marcador pudo ser de mayor escándalo si los Cowboys, en vez de tres goles de campo, hubieran anotado touchdowns, pero esa producción fue más que suficiente para darle a Dalas su décimo triunfo consecutivo en casa y propinarle a Bill Belichick el peor margen de derrota como entrenador en jefe en la NFL.
“Fue un gran reto después de nuestra experiencia la semana pasada”, reconoció Mike McCarthy, coach de los Cowboys. “Otra vez vimos la definición de futbol complementario con la defensiva consiguiendo balones y generando puntos. Los equipos especiales jugaron bien. Tuvimos una jugada grande a la ofensiva.
“Movimos el balón bien, dominamos el tiempo de posesión, así que nuestra defensiva estuvo fresca y por supuesto que quieres anotar siempre que tienes el balón. Hay que mejorar eso y más”, agregó el estratega.
Todos en Dallas están conscientes de que hay mucho por mejorar detalles grandes y pequeños, incluida una defensiva que otra vez fue espectacular con sólo 253 yardas totales permitidas, que sumó tres robos de balón, incluidas dos intercepciones, y que anotó un par de veces.
En la primera serie del partido, por ejemplo, esa defensiva permitió ocho jugadas y 64 yardas que terminó en un gol de campo de los Patriots.
Por momentos, los Cowboys dan libertades innecesarias en zonas intermedias de pase, pero nada tiene que ver DaRon Bland, quien fue movido del paquete Nickel a esquinero derecho para reemplazar al lesionado Trevon Diggs.
Ante los Patriots, Bland interceptó dos pases y regresó uno para touchdown. Es el jugador con más intercepciones (9) en la NFL desde 2022, a pesar de que sólo ha sido titular en 10 partidos en su corta carrera profesional.
“Su quarterback (Mac Jones) me completó un pase cruzado antes, así que no podía permitir que me hiciera lo mismo”, dijo Bland tras el duelo en el AT&T Stadium. “Agarré el balón y sólo vi campo abierto frente a mí. Sabía que nadie iba a alcanzarme. Sé que debo mejorar, pero estoy trabajando fuerte”.
Esa misma defensiva sólo permitió 53 yardas por carrera después de que los Cardinals sumaron 222 por esa vía.
El anticipado regreso de Ezekiel Elliott a Arlington terminó en seis carreras para 16 yardas para el ex corredor de los Cowboys.
“Se trata de balance en el juego”, destacó Micah Parsons. “Se trata de regresar de la adversidad. Los verdaderos campeones saben enfrentar los momentos difíciles. Todos pueden venir y ganar partidos, pero hay que reconocer fallas y regresar con todo”.
Los Cowboys dejaron su marca en 3-1 después del primer mes de temporada para continuar en segundo lugar de la NFC Este y su próximo duelo es de visita ante el equipo que se ha convertido en su némesis, al menos los últimos dos años, los San Francisco 49ers, que por su lado, vencieron a 35-16 a los Cardinals.
“Ganarle a ese equipo sería como sentir que puedes jugar por algo importante en la NFL”, señaló Jerry Jones, dueño y gerente general de los Cowboys. “Vamos a salir y a tratar de competir con ellos (49ers). Siempre motiva ir contra un equipo invicto”.