El titular de Defensa del Reino Unido eleva la retórica y aumenta la ayuda militar a Ucrania con un nuevo envío por valor de 1.500 millones de euros. El Gobierno británico ha elevado la retórica contra Moscú y ha subido aún más el listón de la ayuda militar a Ucrania con un nuevo paquete de 1.500 millones de euros en armamento. «El destino de Putin debe ser, finalmente, el mismo que el de los nazis», ha declarado el secretario de Defensa, Ben Wallace en un discurso en el Museo del Ejército en Londres, horas después del desfile militar en Moscú.
«A través de la invasión de Ucrania, Putin, su círculo interno y sus generales se están mirando al espejo del fascismo y de la tiranía de hace 70 años, repitiendo los mismos errores que los regímenes totalitarios», ha dicho. «Están secuestrando la historia, avergonzando a sus ciudadanos con sus ambiciones imperiales e insultando la memoria del Regimiento Inmortal».
En declaraciones posteriores, en la conferencia sobre la Defensa de Europa en el Kings College, Ben Wallace ha ido aún más allá y ha acusado a Vladimir Putin de recurrir a «la brutalidad» como último recurso en una guerra que está perdiendo.
«Matar y bombardear indiscriminadamente, destruir ciudades enteras como Mariupol, violar a las mujeres y amedrentar a los niños… Esas son las armas a las que recurre Putin con la complicidad de sus generales y se sus soldados, que están participando no solo en una invasión ilegal, sino en crímenes de guerra, y tendrán que responder ante un tribunal marcial».
Wallace ha recordado cómo en su última visita a Moscú, a mediados de febrero, el propio Putin y su círculo interno le aseguraron que no se produciría la invasión de Ucrania. «Todos los líderes intentaron persuadirle, pero él ya tenía la decisión tomada y engañó a la comunidad internacional», ha recalcado el secretario de Defensa, el miembro mejor valorado del Gobierno Johnson.
El secretario de Defensa reconoce que existe el riesgo de que Putin recurra al uso de las armas químicas o de armas nucleares tácticas si ve que su ejército no logra avances en su intento de controlar el este y el sur de Ucrania. El ministro británico ha confirmado que su país seguirá incrementando entre tanto su ayuda militar al Gobierno de Volodimir Zelenski y está «adaptando» el envío de armamento a las necesidades en las sucesivas fases de la guerra.
Boris Johnson ha vuelto a ponerse muy por delante de sus aliados europeos con el anuncio de una nueva partida de 1.300 millones de libras (1.520 millones de euros) de ayuda militar a Ucrania con cargo a las reservas. Durante la reciente conferencia virtual del G7, Johnson ha instado a otros líderes a «facilitar equipos militares que permitan a los ucranianos no solo mantener su territorio, sino recapturarlo».
«El ataque brutal de Putin no solo está causando la devastación de Ucrania, sino que está amenazando la paz y la seguridad de toda Europa», ha declarado Johnson. «El Reino Unido ha sido el primer país en reconocer esa amenaza y enviar armas para que los ucranianos puedan defenderse por sí mismos. Seguiremos firmes en ese empeño, trabajando con nuestros aliados para asegurarnos que Ucrania pueda hacer retroceder la invasión y sobrevivir como un país libre y democrático».
El nuevo paquete ayuda militar británica consiste, sobre todo, en sofisticados radares de contra-batería, para detectar la trayectoria de los misiles enemigos y permitir un «contrafuego» eficaz de su propia artillería. Los radares son también capaces de detectar la posición en tierra desde donde son lanzados los proyectiles y pueden ser de gran utilidad para desactivar la artillería enemiga.
El nuevo envío incluye también dispositivos de interferencias de las comunicaciones y GPS, y dispositivos de visión nocturna para facilitar el uso de los NLAWS, la nueva generación de armas ligeras anti-tanques (se estima que el Reino Unido ha enviado más de 6.000 unidades que fueron especialmente efectivas en la defensa de Kiev).
Decenas de soldados ucranianos han sido, de hecho, adiestrados en suelo británico en el manejo de armas cada vez más sofisticadas, como los misiles ultrasónicos tierra-aire Starstreak guiados con láser o los vehículos acorazados Stormer, lo más parecido a un tanque.
El propio Boris Johnson ha anticipado los planes de su Gobierno para ir aún más allá con el envío de tanques a Polonia, que, a cambio, suministraría a Ucrania los viejos T-72 de fabricación soviética con los que están familiarizados los soldados ucranianos. Wallace, además, ha asegurado que el Reino Unido apoyará también a Polonia y a cualquier otro país que «decida transferir a Ucrania cazas Mig29».
James Heappey, subsecretario de Estado de la fuerzas armadas británicas, ha llegado a insinuar recientemente que sería «legítimo» que Ucrania usara las armas que le está facilitando el Reino Unido no solo para defenderse sino para atacar objetivos militares en Rusia. «Antes que nada, son los militares ucranianos y no los fabricantes de armas los que deciden cuáles son los objetivos», ha declarado Heappey a la radio de la BBC. «Y, en segundo lugar, sería enteramente legítimo apuntar a objetivos de profundidad de tus oponentes para causar la disrupción logística y de la cadena de suministros.
«Si todo el mundo hubiera reaccionado con la firmeza y la valentía del Reino Unido su su ayuda a Ucrania, estoy seguro de que esta guerra se habría acabado ya y que habríamos restablecido la paz», ha afirmado Volodimir Zelenski, que habla prácticamente a diario con Boris Johnson y le presenta cada semana su «lista de la compra».
Johnson fue, de hecho, el primer líder occidental en intervenir por videoconferencia ante el Parlamento ucraniano desde el inicio de la guerra. Zelenksi le devolvió el favor con una intervención a distancia en un acto organizado la semana pasada por Chatham House de Londres: «Debemos liberar nuestro territorio de los invasores, y, definitivamente, lo haremos gracias en parte al apoyo británico».