Por: Sandra Dueñes Monárrez.
Chihuahua, Chih., a 22 de marzo del 2023.- Han transcurrido nueve meses luego del crimen de dos sacerdotes jesuitas, un guía de turistas y un joven beisbolista a manos de un líder criminal que opera en la comunidad de Cerocahui, municipio de Urique y que pesar de los operativos desplegados no se ha podido detener.
Conocido como “El Chueco”, José Noriel Portillo Gil es el líder criminal que opera para el brazo armado del Cártel de Sinaloa en la zona de la barranca en donde impuso el terror entre sus habitantes, desplazando a muchos de ellos y sometiendo incluso a las autoridades municipales.
No obstante, detrás de las historias de terror y violencia encabezadas por José Noriel Portillo Gil alías “El Chueco” existe una historia que fue compartida por algunos de sus habitantes e incluso victimas de este criminal donde narran que a la corta de edad de cinco años vivió el «El Chueco» fue testigo de un cruel ataque contra de su familia.
“Cuando él era niño de entre cinco y seis años a él le mataron a su papá, mi esposo le vendía becerros a Don Aurelio Portillo padre de José Noriel Portillo alias El Chueco, cuando esta masacre ocurrió, él tenía otros hermanitos eran entre tres y cuatro niños”, comentó Doña María, víctima de desplazamiento forzado a manos de este líder criminal.
Cuando ocurrió esa tragedia, Don Aurelio Portillo, su esposa y dos hermanitos de El Chueco fueron agredidos a balazos por integrantes del crimen organizado, esto en medio de una lluvia de fuego, pues al momento de ser atacada la familia por gatilleros desconocidos, el padre del hoy líder criminal intentó defenderse repeliendo la agresión, en el lugar perdieron la vida integrantes de su familia además de sus atacantes ó al menos eso fue lo que el esposo de “Doña María” contó como parte de la historia que envuelve a este líder criminal.
“Mi esposo me platicó que el se dio cuenta de los hechos donde perdió la vida la familia de José Noriel Portillo Gil, porque ese día fue a llevarle unos animales que le iba a comprar, pero cual fue su sorpresa cuando al llegar al rancho miró todo lleno de sangre, sorprendido pregunto lo que había ocurrido, por lo que fue ahí donde se enteró de la masacre”, relató “Doña María”.
“De hecho estando ellos ahí, Don Aurelio mató a dos señores, despúes de eso ya no volvimos a saber de él hasta que la gente hasta ahora que la gente comenzó a hablar de El Chueco, es el hijo de este señor, Don Aurelio Portillo tenía ganado y se dedicaba a la compra venta de animales»… recordó Doña María.
Como víctima de estos criminales Doña María expresó que quizás por lo que él vivió y le hicieron a su familia él es así como es también, siento que él trae por dentro aquel odio, coraje, no sé.
Con respecto a un vídeo donde presuntamente sale José Noriel Portillo Gil “El Chueco” donde se deslindaba del crimen de los dos sacerdotes jesuitas, ni al guía de turistas, Doña María expresó que, ese joven que sale en ese material, “no es El Chueco”, dijo.
No es porque yo lo he comparado con las fotos y no es él…porque a mi en ocasión me tocó verlo, no solo en fotos, pero todavía no tenía problemas con nosotros, él tiene como 29 años, esta joven.
“Doña María” narró que el desplazamiento de ella y su familia comenzó en el mes de junio del 2014 a manos de “El Chueco” quien asesinó a su cuñado quien fungía como comisariado ejidal y a quien tras arrebatarle la vía para robarle alrededor de 4 millones 750 mil pesos de los recursos de Gobierno que eran destinados a 500 ejidatarios en el municipio de Uruachi.
“A mi cuñado lo secuestraron porque sabían que iba a hacer ese reparto de recursos y mi esposo se dio cuenta de quienes eran los que habían hecho la fechoría, comenzaron las amenazas”, refirió la mujer.
“Mi esposo se dio cuenta que El Chueco junto con uno que le llaman El Cochero, porque él los siguió a media hora del rancho de nosotros, y es el mismo Cochero junto con unos que operan en esa zona quienes a la fecha se encuentran protegiendo a El Chueco de los operativos que ha desplegado el Gobierno Federal, esto tras la masacre en el templo de Cerocahui”, comentó.
“Ellos son los que cuidan a El Chueco, esto allá en la comunidad de El Manzano o el Ranchito en el municipio de Uruachi”. Somos muy pocos los que hemos logrado poner una denuncia por desplazamiento forzado encabezado por “El Chueco” y sus hombres», dijo.
A la fecha la Consultoría Técnica Especializada (Contec) tiene contabilizadas alrededor de 29 familias compuestas por más de 80 personas que fueron desplazadas por criminales en la Sierra Tarahumara, pero la cifra podría ser mucho mayor pues el miedo y el terror infundido ha provocado que los habitantes de estas regiones del estado opten por solo salir huyendo en medio de la noche con solo lo que llevan puesto, ante la amenaza de ser asesinados.
“Yo también tengo miedo, pero tengo más miedo de no hacer nada porque ellos van a seguir y pues me gustaría que ya dentro de todo esto se hiciera algo para que dejaran de hacer lo que hacen, porque realmente no son muchos los criminales, sino son pocos, pues es el grupo de Martín El Cochero y no trae mucha gente, por platicas se dice que andan en dos tres camionetas, no creo que anden de a muchos”, refirió.
En torno a los operativos desplegados por parte del Gobierno Federal por el crimen de los dos sacerdotes jesuitas, “Doña María” es una discriminación por lo que pidió al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador “que trabajen y que lo sigan buscando, donde quiera que este El Chueco”.
Tras el desplazamiento de Doña María y su familia las huertas manzaneras propiedad de su familia, y cuya extensión abarca alrededor de 2 mil 600 árboles de manzana, predios que no solamente utilizaron para la siembre y cosecha de enervante, sino que también comercializaron con la cosecha de manzanas.
“Ellos si la logran, y ahorita esta la manzana a punto de pizcarse, nosotros viviamos de la manzana, del ganado y de la agricultura, nosotros eramos 20 con mi esposo, recordó “Doña María”.
Esta es la historía de “Doña María” y su familia quien junto con otras familias tuvieron que salir huyendo de sus ranchos dejando sus huertas desoladas en manos de “El Chueco” y sus gatilleros, sumándose a otros grupos de desplazados que han huido de los ejidos de Rocoroyvo y Monterde, así la Mesa de Arturo, Bahuichivo, Cerocahui y San Rafael en los municipios de Guazaparez, Urique y Uruachi en las entrañas de la Sierra Tarahumara rompieron el silencio luego de más de nueve años de permanecer en la oscuridad por el miedo y el terror perpetrado por los líderes criminales que operan en la zona de la barranca.
Luego tras la masacre registrada en el templo jesuita de San Francisco Javier en la comunidad de Cerocahui, municipio de Urique que dejó como saldo dos sacerdotes y un guía de turistas asesinados a manos del líder criminal del brazo armado de los Salazares quien a su vez opera para “Grupo de Gente Nueva” del cártel de Sinaloa, José Noriel Portillo Gil alías “El Chueco”, quedó al descubierto no solo la violencia en esta zona de la Tarahumara, sino que, además fue evidente la colusión de los cuerpos policiacos municipales con este grupo criminal.
Pues de acuerdo a habitantes de la zona de Urique, el jefe de la policía municipal es familiar de “El Chueco” y quien en medio de todo este entramado a lo largo de su carrera delincuencial fue tejiendo una red de corrupción que luego del crimen de los sacerdotes jesuitas fue más que evidente, pues luego de un partido de béisbol patrocinado por Portillo Gil se desencadenó una serie de eventos que sacudieron, no solo al país, sino al mundo entero.
A “El Chueco” también se le señala en el homicidio del profesor norteamericano, Patrick Braxton-Andrew, a quien el líder criminal asesinó por creer que era un agente encubierto de la DEA, esto en hechos registrados en noviembre del 2018.
Tras el homicidio de Patrick Braxton-Andrew su cuerpo fue sustraído por integrantes del grupo delincuencial encabezado por “El Chueco” y tras más de 20 días de búsqueda elementos de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI) lograron ubicar los restos del maestro de 34 años, quien en un inicio fue enterrado y exhumado por los mismos delincuentes para finalmente ser abandonado en una brecha en las inmediaciones de la comunidad de Guapalayva, sobre el camino que comunica a Urique con el municipio de Batopilas.
Al respecto y luego ya de ocho meses de estar buscando a «El Chueco», el secretario de Seguridad Pública Estatal, Gilberto Loya Chávez aseguró que tras las detenciones de integrantes importantes a la estructura de este líder criminal «este terminaría entregandose».
Dicha declaración fue tomada como «inosente» por parte del jesuita Javier Ávila Aguirre quien aseguró que tras los crimenes la comunidad aún no se recupera y vive inmersa en el miedo, pues apesar de los operativos no ha sido detenido, por lo que aseguró que buscan que se haga justicia con hechos.