El texto tiene, más que otra cosa, un significado simbólico, porque en la práctica no cambia la regulación de las uniones en EEUU. Las uniones matrimoniales entre personas del mismo sexo están a punto de ser aprobadas por Ley en Estados Unidos después de que el Senado de ese país aprobara anoche, con el voto en contra de 36 legisladores republicanos, la Ley de Respeto del Matrimonio, un texto legal que reconoce la igualdad de las uniones con independencia del sexo de los contrayentes. Los votos a favor fueron 61, es decir, apenas uno más de los necesarios pare evitar que la propuesta quedara bloqueada en el Senado.
La Ley queda ahora para la Cámara de Representantes, en la que presumiblemente la votación repetirá las pautas de la del Senado: la totalidad de la mayoría demócrata la respaldará, y la oposición republicana se dividirá entre los que están a favor y en contra.
La Ley de Respeto del Matrimonio tiene, más que otra cosa, un significado simbólico, porque en la práctica no cambia la regulación de las uniones en EEUU, donde los estados pueden, teóricamente, negarse a emitir licencias matrimoniales a personas del mismo sexo, aunque en realidad eso no pasa en ningún sitio. La norma es, en buena medida, consecuencia de la decisión del Supremo de EEUU de permitir a los estados prohibir el aborto el pasado mes de junio.
El autor de la sentencia, el juez Clarence Thomas, escribió al fundamentar su decisión que quedaban abiertas para el futuro la reconsideración de otras sentencias del Supremo, entre ellas las que legalizaron las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo (en 2003), el uso de anticonceptivos (en 1965), y la igualdad de las uniones matrimoniales entre personas del mismo sexo (de 2015).
Es notable que Thomas no haya querido nunca revisar la sentencia del Supremo de 1967 que legalizó el matrimonio (heterosexual) entre personas de razas diferentes, aunque el hecho de que él sea negro y su esposa blanca acaso pudiera tener algo que ver con la jurisprudencia del magistrado.
Con un Supremo controlado por conservadores como Thomas, el Partido Demócrata, que abandera la causa de la igualdad de género, temió que el Tribunal pudiera seguir en el terreno del matrimonio el mismo sendero que en el del aborto.
A fin de cuentas, en EEUU el aborto estaba legalizado en todo el pais por una sentencia del Supremo de 1973, pero nunca había habido consenso para aprobar una ley que cimentara esa práctica. Poner en una ley el matrimonio homosexual tampoco significa que éste sea inamovible si el Supremo decide que es inconstitucional, pero sí lo hace significativamente más difícil.
La nueva legislación derogará la Ley de Defensa del Matrimonio, aprobada en 1996, por un Congreso de mayoría republicana, durante la presidencia del demócrata Bill Clinton, que establecía que las uniones matrimoniales solo podrían ser entre un hombre y una mujer. En aquella ocasión, el texto legal fue sancionado con el voto a favor de la mayoría republicana y la división de la oposición demócrata, es decir, exactamente lo contrario de lo que ha sucedido en la Ley de Respeto del Matrimonio. La Ley de Defensa del Matrimonio ya había sido declarada inconstitucional por el Supremo en 2015, aunque no ha sido derogada oficialmente. El texto también reconoce la libertad religiosa, evitando que se pueda obligar a instituciones religiosas como las Iglesias a celebrar bodas del mismo sexo.