AMLO anunció que ayer firmó el acuerdo para subsidiar el consumo de energía eléctrica en Sonora, Baja California, Sinaloa y Nayarit sin que deba renovarse cada año.

La conferencia de Andrés Manuel López Obrador de este viernes 23 de febrero, sirvió para insistir en la idea del presidente como víctima una vasta conspiración. A ello contribuyó la efeméride del 120 aniversario de conclusión de la llamada Decena Trágica, episodio en el que fueron asesinados el presidente y el vicepresidente de México en 1913, Francisco I. Madero y José María Pino Suárez y al que adujo poco antes de que dieran las 9 de la mañana.

Aunque López Obrador hizo un llamado a que sus adversarios ejerzan “la autocrítica”, él mismo se mostró incapaz de ejercer esa capacidad, pues lejos de reconocer que había cometido un error al dar a conocer el número de teléfono que le ofreció la reportera Natalie Kitroef de The New York Times interesada en obtener su opinión sobre las acusaciones que se hacían contra algunos de sus colaboradores, el presidente actuó como si fuera un ciudadano privado y no un funcionario público que usa medios y recursos públicos para amplificar sus puntos de vista en actividades como su conferencia de prensa.

Desestimó las críticas que se le hicieron y pareció sugerirle que cambie el número telefónico. Aludió tener “derecho de réplica”, algo que nadie negaba, pero que él considera que está por encima de los derechos de las personas que se ponen en contacto con él y/o con sus subalternos.

López Obrador insistió en presentar a la periodista de The New York Times y, de manera más general a todos los periodistas como si estuvieran “bordados a mano, como una casta divina, privilegiada” que, según él, “pueden cuestionar impunemente y no los pueden tocar.”

Lejos de ofrecer algún espacio a la autocrítica, amenazó, “si ustedes calumnian, aquí hay réplica. Con todo; sea quien sea.” El problema, desde luego, es que es él quien decide qué es una calumnia y qué no lo es.

De acuerdo con López Obrador, su reacción es así porque de otro modo, el presidente de México “termina chantajeado, arrinconado, en el banquillo de los acusados por ustedes o por una agencia de origen extranjero”.

López Obrador reconoció e incluso agradeció que uno de los voceros del gobierno de Estados Unidos negara que exista alguna investigación contra él por presuntos vínculos con grupos de narcotraficantes que operan en México.

El hecho dio pie a que López Obrador insistiera, una vez más, en su interpretación de las supuestas razones por las que él considera que en México el problema no es el consumo de drogas, que le llevó a ofrecer incluso interpretaciones de la edad a la que los hijos abandonan el hogar en Estados Unidos y a compararlo con la edad a la que eso ocurre en México.

En la misma lógica de decirse víctima de una vasta conspiración en su contra, adujo que el nuevo amparo contra la operación del así llamado Tren Maya, es resultado de una operación de ese tipo. Dijo: “hay intereses atrás de esto.”

Incluso señaló, una vez más, sin aportar pruebas, a “la organización de Claudio X. González, que recibe dinero de los Estados Unidos”. Un señalamiento que López Obrador hace de manera frecuente contra quienes cuestionan las decisiones de su gobierno, a pesar de que él mismo pidió este viernes que el gobierno de Estados Unidos haga llegar ayudas para hacerle frente, entre otras cosas, a la crisis de migración en la frontera entre ambos países.

En otros temas, López Obrador anunció que ayer firmó el acuerdo para el subsidio a la luz en Sonora, Baja California, Sinaloa y Nayarit a fin de que no se tenga que renovar año con año y no haya problemas con el servicio ante las altas temperaturas.