No hay rastro de la caja con ibuprofenos y diversos antipiréticos que compramos en una farmacia de Taobao, la plataforma de comercio electrónico del gigante Alibaba. El repartidor llamó para decir que la había dejado en la entrada de la urbanización, en la estantería donde se apilan los paquetes que los vecinos compran online. Pero allí no estaba. Un par de días antes, otro repartidor que traía medicamentos para la fiebre y la tos, llamó a la puerta de casa y, como no había nadie, los dejó en el descansillo. Al llegar, la caja ya no estaba.
«Están robando medicamentos. No sabemos quién es, pero varios vecinos se han quejado de que compraron sus medicinas y que, cuando bajaron a por ellas, alguien se las había llevado», suelta Yang, el vigilante de seguridad del complejo residencial ubicado en la concesión francesa, un barrio multicultural cerca del centro de Shanghai.
El grupo de WeChat -el WhatsApp chino- del vecindario, que se creó a finales de la pasada primavera para organizar los pedidos de comida durante el largo confinamiento de dos meses que hubo en la ciudad, está que arde. Los vecinos se echan la culpa unos a otros de los robos. La verja de la comunidad siempre está abierta, pero, para algunos, que hayan desaparecido paquetes que estaban en las puertas de las casas, es una señal clara de que el ladrón vive allí.
«Yo no he robado nada, pero entiendo que alguien que está con fiebre y no encuentra ningún medicamento porque todo está agotado, pues si ve un paquete con el sello de alguna farmacia, se lo lleve», justifica en el grupo uno de los vecinos.
Desde que el Gobierno chino decidió romper a principios de diciembre con el yugo de los confinamientos masivos ejecutados bajo la política de Covid cero, en grandes ciudades como Shanghai, hogar de 26 millones de personas, las farmacias están con problemas de stock porque la gente arrasó rápido con todos los antifebriles que pudo y no han podido reponer suministros en un momento en el que, por primera vez, el virus circula sin control en China.
Ni ibuprofenos. Ni aspirinas. Ni vitamina C. En las farmacias físicas está todo agotado, y lo poco que se encuentra en Taobao tarda varios días en llegar por la alta demanda que hay entre los nuevos positivos con síntomas y los que quieren hacer acopio de medicinas. Saben que tarde o temprano se van a infectar.
A FALTA DE PARACETAMOL, REMEDIOS DE HIERBAS
Por ejemplo, la semana pasada, el antiviral Paxlovid, fabricado por Pfizer, se agotó en línea casi de inmediato a casi 400 euros por caja. Y luego está el problema de los robos, no solo en Shanghai. En las redes sociales, en plataformas como RedBook o Weibo, son muchos los usuarios de varios rincones del país que están denunciando las desapariciones de las cajas con medicamentos que compran en línea.
A falta de paracetamol e ibuprofeno, hay quien se lanza a por remedios herbales de medicina tradicional china, especialmente al producto estrella, Lianhua Qingwen (LHQW), cuyo precio en algunas regiones, según los medios locales, ha subido hasta un 240%. Se trata de un compuesto hecho a base de ruibarbo, hueso de albaricoque, madreselva y efedra, usado habitualmente para la influenza. En China llevan tirando de él durante toda la pandemia en los centros de cuarentena que se habilitaron para aislar a pacientes con síntomas leves.
El gigante asiático se va amoldando a una nueva etapa de convivencia con el virus mientras cada día circulan más imágenes de hospitales desbordados por la oleada de nuevos pacientes, a lo que hay que sumar la falta de personal porque hay algunos centros donde más de la mitad de su plantilla de sanitarios está pasando el Covid. Por ello, en muchos hospitales están reclutando a médicos jubilados.
OPERACIONES POSPUESTAS Y RACIONAMIENTO
En varias ciudades, los funcionarios de salud han dicho a los médicos que pospongan las cirugías «innecesarias» que requieren transfusiones por la escasez de suministros que empiezan a tener los bancos de sangre. La ola de contagios mantiene alejados a los donantes mientras que otros dejan de ser elegibles después de dar positivo. Los medios chinos precisaban el lunes que hasta siete gobiernos provinciales habían dicho que sus inventarios de sangre estaban a tan solo el 16% de los niveles del año pasado.
Las autoridades de muchas ciudades también han anunciado que esta semana comenzará un racionamiento de medicamentos antipiréticos, limitando las ventas a seis píldoras por cliente debido a la abrumadora demanda, aunque compañías como Shandong Xinhua Pharmaceutical, el proveedor de la materia prima del ibuprofeno más grande del mundo, y Jiangsu Hengrui, otro gigante farmacéutico, han señalado que están aumentando la producción de ibuprofeno, vitamina C y otros medicamentos que el mercado necesita con urgencia.
En Shanghai, se han cerrado las guarderías y las escuelas esta semana han estado impartiendo clases en línea. Más de 2.600 cabinas de pruebas PCR que estaban habilitadas en las calles, fundamentales durante el Covid para los testeos masivos de los residentes cada 72 horas, ahora se han reconvertido en centros para atender a positivos que tienen fiebre y así no abrumar los hospitales.
Lo mismo han hecho en Pekín, donde también se han abierto salas especiales para que la gente con fiebre pueda pasar consulta y recibir medicamentos para aliviar algo la presión de unos hospitales que se están quedando sin espacio y sin personal para atender a los pacientes más graves. Hay incluso grandes ciudades como Chongqing, al oeste, que han dado luz verde para que las personas con Covid puedan regresar a sus trabajos.
Wu Zunyou, epidemiólogo jefe del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades, dijo que China estaba en medio de la primera de las tres oleadas de Covid que se esperan este invierno. El pasado lunes, las autoridades informaron de las primeras dos muertes relacionadas con la actual ola de contagios desde el pasado 3 de diciembre (el número oficial de fallecidos en toda la pandemia en de 5.237 personas en un país donde viven 1.400 millones).
A lo largo de la semana, la cifra de nuevas muertes fue ascendiendo sin pasar los dos dígitos. Un dato que choca con los testimonios a diversos medios, entre ellos a este periódico, de trabajadores de crematorios en varias ciudades chinas, que llevan días reconociendo que están abrumados por el aumento de fallecidos desde que se relajaran los estrictos controles. Las autoridades sanitarias han precisado que solo las muertes causadas por neumonía e insuficiencia respiratoria debido al Covid se clasifican como defunciones por el virus, pero no las causadas por enfermedades subyacentes de pacientes que fueran positivos.