Por Antònia Crespí Ferrer / Irene Castro
Washington/Bruselas.- La comunidad internacional temía el peor escenario posible: una escalada hacia una guerra regional. A pesar de los esfuerzos de mediación intensificados en los últimos días, la invasión terrestre de Líbano, que tanto Estados Unidos como la UE y varios países árabes intentaron evitar, ya es una realidad. La respuesta de Irán no tardó en llegar, y aunque los llamamientos para frenar la escalada continúan, tanto Estados Unidos como Israel ya están evaluando una posible respuesta.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, afirmó este martes, después del ataque, que la República Islámica «cometió un grave error esta noche, y pagará por ello». Estas declaraciones fueron hechas al inicio de una reunión de su Gobierno y marcaron su primera reacción desde que Irán lanzó unos 180 misiles contra Israel, lo que obligó a millones de personas a buscar refugio.
Por su parte, Irán ha dado por finalizado su ataque. “Nuestra acción ha concluido, a menos que el régimen israelí decida incitar a nuevas represalias”, declaró el ministro iraní de Exteriores, Abás Araqchí, a través de un mensaje en la plataforma X (antes Twitter). “De ser así, nuestra respuesta será aún más contundente y poderosa”, advirtió el funcionario.
El consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, indicó que Washington y Tel Aviv siguen en conversaciones para determinar la respuesta adecuada tras el lanzamiento de cerca de 200 proyectiles iraníes. Sullivan aseguró que habrá «graves consecuencias» si Irán continúa con sus ataques. Según la Casa Blanca, el presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris han estado supervisando los acontecimientos desde la sala de crisis y ya se han dado órdenes para que el ejército estadounidense apoye a Israel y derribe los misiles iraníes.
“Estamos analizando cuáles serán los próximos pasos apropiados, priorizando siempre los intereses de Estados Unidos y la estabilidad en la región”, afirmó Sullivan durante una rueda de prensa en la Casa Blanca.
Sullivan también calificó el ataque iraní como una “escalada significativa” por parte de Teherán, pero destacó la coordinación con Israel, que permitió que no hubiera víctimas israelíes. No obstante, se informó de la muerte de un palestino en Cisjordania.
“El profesionalismo de las Fuerzas de Defensa de Israel, junto con la planificación conjunta con el ejército estadounidense, fueron clave para evitar bajas”, afirmó Sullivan, quien además calificó la operación iraní como “inefectiva”. A pesar de que Irán informó a Washington antes del ataque, como ya lo había hecho en abril durante un ataque similar, Estados Unidos se mantiene alerta.
“Habrá consecuencias tanto en materia de seguridad como económicas”, añadió el general Pat Ryder, portavoz del Pentágono, quien subrayó el «firme apoyo» de Estados Unidos a Israel. Aunque Estados Unidos sigue insistiendo en la vía diplomática como la mejor opción, Ryder dejó claro que no se descarta una respuesta ofensiva si la situación lo requiere.
La ONU también ha reaccionado, con su secretario general, António Guterres, pidiendo nuevamente un alto el fuego. “Condeno la escalada del conflicto en Oriente Medio. Esto tiene que parar”, declaró Guterres, uniéndose a los llamamientos internacionales para detener la violencia, aunque hasta ahora, sin éxito.
La Unión Europea también expresó su preocupación, con Josep Borrell advirtiendo que el ciclo de ataques y represalias podría salirse de control. La UE condenó enérgicamente los ataques de Irán, reiterando su compromiso con la seguridad de Israel y la estabilidad regional.
En España, el presidente Pedro Sánchez condenó el ataque iraní y pidió un alto el fuego inmediato en Gaza y Líbano, mientras que Francia y Reino Unido también solicitaron una desescalada de la violencia.
Por otro lado, Hamás celebró el ataque iraní, considerándolo un “poderoso mensaje para el enemigo sionista”, mientras que los rebeldes hutíes de Yemen también expresaron su apoyo a Irán, calificando el ataque como una respuesta legítima a las acciones de Israel en la región.
Finalmente, Israel lanzó nuevos ataques en los suburbios de Beirut, al tiempo que ordenaba la evacuación de varios pueblos del sur de Líbano. Además, el ejército israelí anunció el despliegue de más tropas en su invasión terrestre, cuyo alcance aún es incierto. Entretanto, los ataques israelíes en Gaza continúan, habiendo causado la muerte de al menos 60 palestinos, según fuentes médicas.
Washington y Bruselas se encuentran en un estado de alerta creciente mientras la situación en Oriente Próximo sigue deteriorándose rápidamente. A pesar de los esfuerzos diplomáticos para evitar una escalada, el conflicto entre Irán e Israel ha alcanzado un punto crítico. La invasión terrestre de Líbano, llevada a cabo por las fuerzas israelíes, ha desatado una respuesta inmediata y feroz por parte de Irán, que ha lanzado más de 180 misiles contra Israel. Esto ha obligado a millones de personas a buscar refugio y ha generado un estado de emergencia tanto en Israel como en la comunidad internacional.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, no tardó en responder a los ataques de Irán, calificando la acción como un «gran error» por parte del régimen islámico y prometiendo que habrá consecuencias. En una reunión de emergencia del Gobierno israelí, Netanyahu aseguró que Irán «pagará caro» por su agresión, lo que aumenta los temores de una escalada aún mayor en la región.
Por su parte, el ministro de Exteriores de Irán, Abás Araqchí, afirmó que el ataque iraní ha concluido, pero advirtió que cualquier nueva provocación por parte de Israel desencadenará una respuesta aún más contundente. Este cruce de declaraciones ha incrementado la tensión, y los ojos del mundo están puestos en los próximos movimientos de ambas naciones.
Mientras tanto, en Washington, el consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, ha asegurado que tanto Estados Unidos como Israel están evaluando cuál será la respuesta adecuada a este ataque masivo de misiles. Aunque hasta el momento no se han reportado víctimas israelíes, sí ha habido una muerte palestina en Cisjordania, lo que añade otra capa de complejidad a un conflicto que ya afecta a varios frentes.
El Pentágono también ha dado su postura, reafirmando el «apoyo incondicional» de Estados Unidos a Israel y advirtiendo que habrá «graves consecuencias» para Irán si continúa con su agresión. Sin embargo, tanto el Pentágono como la Casa Blanca han insistido en que la vía diplomática sigue siendo la única solución viable para evitar un conflicto regional a gran escala, aunque el margen para el diálogo parece cada vez más estrecho.
La ONU, encabezada por su secretario general António Guterres, ha vuelto a hacer un llamamiento urgente para un alto el fuego, subrayando que la escalada del conflicto es inaceptable y que las consecuencias de no detenerlo serán devastadoras no solo para Oriente Próximo, sino para la estabilidad global. A pesar de estos esfuerzos, las acciones militares continúan, con Israel lanzando nuevos ataques en Beirut y ordenando la evacuación de aldeas en el sur de Líbano.
Mientras tanto, el conflicto también ha alcanzado la Franja de Gaza, donde la situación es igualmente crítica. Los ataques israelíes en respuesta a la ofensiva iraní han causado la muerte de al menos 60 palestinos, muchos de los cuales se encontraban refugiados en una escuela que fue blanco de un bombardeo. La comunidad internacional observa con creciente preocupación cómo la violencia se propaga a lo largo de la región, temiendo que una guerra a gran escala sea inminente si no se logra frenar esta espiral de ataques y represalias.
En medio de este caos, líderes internacionales como el presidente de España, Pedro Sánchez, y el primer ministro de Francia, Emmanuel Macron, han solicitado con urgencia un alto el fuego y han reiterado la necesidad de una solución pacífica al conflicto. Sin embargo, las voces a favor de una intervención militar también se hacen oír con fuerza, lo que indica que el futuro de la región es más incierto que nunca.
El tiempo corre en contra de los esfuerzos diplomáticos, y las próximas horas serán decisivas para determinar si Oriente Próximo puede evitar caer en una guerra total, o si el ciclo de violencia se intensificará más allá de cualquier posibilidad de control.