El equipo de Gerardo Martino empató su segundo partido como local de la eliminatoria y confirmó lo que dijo Héctor Herrera hace unos días, el estadio Azteca no intimida a los rivales. La polémica previa al juego contra México y Costa Rica era que si el Estadio Azteca todavía “pesa”. Entre el fuego cruzado aparece el empate 0-0 entre el Tricolor y los Ticos, que le da vida a los centroamericanos en su búsqueda del repechaje y pone entre dicho al equipo de Gerardo Tata Martino.

Del lado de los Ticos, aseguraban que el Estadio Azteca ya “no pesa” y ponían de ejemplo la victoria que consiguió hace 21 años el equipo de Costa Rica en el casa del Tricolor. En 2022, rumbo a Catar, demostraron que el inmueble que también es el refugio del América y Cruz Azul, no es lo mismo que antes.

México, por su parte, aumentó los cuestionamientos sobre la presión que significa para los rivales en el Azteca, pero los dirigió al público. Esta vez, con sólo 2,000 aficionados “invitados” por la Federación Mexicana de Futbol, no pudieron hacer gala de su mejor futbol y terminaron empatando un partido que se contaba como victoria, tras el éxito en Jamaica.

En la cancha, Guillermo Ochoa tuvo que aparecer en un par de ocasiones, para evitar la sorpresa de los Ticos y Keylor Navas sólo fue vigía, porque, en las más claras para el Tricolor, el balón fue a los postes, en dos ocasiones.

El Tridente formado por Hirving Chucky Lozano, Tecatito Corona y Rogelio Funes Mori apenas generó un gol que fue anulado por fuera de lugar. Más tarde, abucheos para el argentino naturalizado mexicano y la petición de “¡Chícharo, Chícharo!” a un Tata Martino que se abstiene de llamar al delantero del Galaxy,

Al pitido final, vino más abucheos para un Tricolor que perdió la oportunidad de ir al segundo lugar de la tabla y darle cacería a Canadá, en busca del liderato de la Concacaf, además de que explotó “¡Fuera Tata! ¡Fuera Tata!”, sin importar que los dos mil aficionados que fueron al estadio Azteca eran “invitados” por el Tricolor.