Por: Sandra Dueñes Monárrez.
Ciudad de México, 23 de marzo de 2023.- La ejecución del líder del brazo armado del Cártel de Sinaloa, José Noriel Portillo Gil “El Chueco” no puede considerarse un acto de justicia por los homicidios de los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín Mora Salazar.
Al contrario a lo que se pudiera decir, la ejecución de “El Chueco” representa la ausencia de un proceso legal conforme a derecho por los actos que el líder criminal cometió en perjuicio no solamente de los dos sacerdotes jesuitas, sino contra toda una comunidad que vivió inmersa en el terror y el sometimiendo del cártel de Sinaloa.
Es por ello que, la Compañía de Jesús expresó que la muerte de “El Chueco” no es un acto de justicia, sino un fracaso del Estado mexicano frente al crimen organizado, quien ha demostrado que se ha visto rebasado “frente a sus deberes básicos y confirmaría que en la región las autoridades no detentan el control territorial”.
“Desde ahora señalamos que, si se verifica que se trata de la persona implicada en el homicidio de los padres jesuitas, su aparición sin vida de ninguna manera puede considerarse como un triunfo de la justicia, ni como una solución al problema estructural de violencia en la sierra Tarahumara”, expresó la Compañía de Jesús.
“Este desenlace, no es el que esperábamos, ni es por el que trabajamos”, recriminó la Compañía de Jesús a las autoridades, por lo que hicieron un llamado a que se cumplan a cabalidad las medidas cautelares ordenadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), instaladas apenas la semana pasada, para construir condiciones de paz y seguridad en la Sierra Tarahumara, principalmente en la comunidad indígena de Cerocahui.