Pekín avisa a los manifestantes:

Al mismo tiempo, la Comisión Nacional de Salud anuncia que acelerará la campaña de vacunación entre mayores y admite que hay que «minimizar las molestias» debido a las restricciones por el Covid.

El Gobierno chino parece dispuesto a cortar a su manera, con amenazas y vigilancia, las protestas que estallaron en al menos 18 ciudades del gigante asiático contra la política de Covid cero. Pekín y Shanghai llevan dos días completamente blindados por furgones policiales y se han levantado vallas en los lugares donde ocurrieron las primeras manifestaciones.

Mucha más presencia policial también se ha visto en otras grandes urbes como Wuhan, Chengdu o Hangzhou. Y hasta los agentes se están anticipando a protestas que iban a saltar en otras importantes urbes que habían permanecido hasta ahora en silencio como Shenzhen, en el sur: según algunas fuentes, la policía rodeó una estación de metro donde un grupo de jóvenes habían pensado citarse esta noche para pedir la relajación de los confinamientos.

Los jóvenes que salieron a protestar esperaban esta semana una respuesta más favorable de un Gobierno que parece dispuesto a sofocar con contundencia cualquier manifestación contra sus políticas. Lo dejó claro el martes la agencia estatal Xinhua recogiendo las conclusiones de una reunión de la Comisión Central de Asuntos Políticos y Jurídicos, dependiente del órgano de dirección del Partido Comunista: se comprometió a «reprimir resueltamente las actividades de infiltración y sabotaje de fuerzas hostiles», así como los «actos ilegales y criminales que perturban el orden social».

En busca de un chivo expiatorio a quien echar la culpa de que miles de ciudadanos chinos se hayan levantado contra los cierres del Covid cero, en las redes chinas, varios de los portavoces habituales de Pekín comenzaron el lunes a correr la voz de que las protestas del fin de semana habían sido empujadas por «fuerzas extranjeras» que estaban conectando con los manifestantes por canales de Telegram para agitar las calles.

En la acordonada zona donde saltaron las protestas en Shanghai, los agentes comenzaron a parar aleatoriamente a residentes jóvenes que pasaban por allí y les pedían el móvil para examinar si usaban aplicaciones como Telegram, Instagram y Twitter, así como verificar si tenían una VPN para saltar el Gran Cortafuegos del internet patrio y navegar por las aplicaciones occidentales vetadas. En las últimas horas han circulado por redes algunos vídeos de policías revisando los móviles también dentro del metro de Shanghai

La Comisión Nacional de Salud anunció el martes en una rueda de prensa que acelerarían la campaña de vacunación entre las personas mayores, señalando que el 86,42% de los mayores de 60 años estaban completamente vacunados, y para los mayores de 80 años, la cifra llega al 65,8%. Cheng Youquan, subdirector de la oficina de supervisión del comité, reafirmó la continuidad de la política de bloqueos, pero que estos deben «ser rápidos», al igual que su levantamiento. «Necesitamos minimizar las molestias impuestas al público en general», apuntó.

En la misma comparecencia, Chang Zhaorui, investigador del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades, dio otro toque a los gobiernos locales precisando que el Ejecutivo central «nombrará y avergonzará» a las localidades que persiguen una «contención imprecisa que pone en peligro la vida y el sustento de las personas», en referencia a los excesivos cierres en barrios sin justificación que emplean algunas administraciones para frenar los brotes.