Héctor Valdez Hernández, periodista preso en Ciudad de México desde noviembre de 2020, acusado de falsos delitos por represalias a críticas del gobierno de Quintana Roo, bajo la administración de Carlos Joaquín González, y torturado dos veces en prisión por reportar el tráfico de drogas y la corrupción dentro del Reclusorio Oriente, se encuentra severamente afectado de su salud.
Desde el penal de Santa Martha Acatitla, por vía telefónica, Los Ángeles Press lo entrevistó por la situación de aislamiento en el que todavía se encuentra desde la llegada a ese penal, hace un año. Valdez con voz entrecortada informó del diagnóstico que le había dado el médico, a quien se refirió como «el doctor Flores, una persona muy seria y profesional”.
Señaló que le habían hecho una radiografía de sus pulmones, la cual reveló la disminución casi por completo de un pulmón, mientras que el otro está con graves deterioros. Además, dijo, le salió un tumor en los genitales por los golpes que le dieron durante las torturas.
Según un primer diagnóstico médico, el periodista tiene una neumonía con derrame pleural avanzado, por lo que dijo que por la gravedad del caso no podía más atenderlo en el penal Santa Martha Acatitla, ya que requería atención especializada en un hospital.
Tras la indicación del médico, el periodista sería trasladado ayer por la noche al Hospital General Ajusco Medio, de la Colonia Ampliación Miguel Hidalgo, en la Alcaldía de Tlalpan, de la Ciudad de México, aunque no se le había notificado formalmente.
Al preguntarle sobre qué habían hecho las instancias de derechos humanos en su caso, tanto la CNDH como la de la Ciudad de México, el periodista Héctor Valdez dijo que no confiaba en estas instancias que han solapado la tortura dentro de los penales, son parte del problema, «no tengo ninguna confianza en ellas, reiteró. “Ya no tengo miedo de decirlo, porque tengo la certeza de que voy a morir aquí adentro”, dijo a Los Ángeles Press.
Además de las golpizas y el ataque en prisión del que no pudo abundar en detalles por cuestiones de tiempo, porque un custodio le pidió que cortara la llamada, dijo que la tortura que lo está llevando a la muerte es haber pasado en enero y febrero, los meses más helados de su vida, en la prisión aislada de Santa Martha Acatitla, en celdas de cemento y varilla, con una ventana abierta a la intemperie, sin colchón ni cobija con la que pudiera resguardarse del frío.
Cuando en esos días suplicó por una cobija, los custodios se burlaron de él y le aventaron una cobija con excremento humano que no podía lavar porque limitaban el agua a dos litros cada tercer día, agua que era para tomar y para su aseo personal.
López Obrador le negó ayuda
El periodista Héctor Valdez, fundador de Tulum en Red, en mayo de 2019, viajó de Quintana Roo a la conferencia matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador para pedirle ayuda por la persecución que tenía. Su principal hostigador era Alberto Capella, entonces director de Seguridad pública del estado, quien cuidaba la imagen del gobernador Carlos Joaquín González intimidando a periodistas. Héctor fue uno de ellos, golpeado por policías estatales, bombas Molotov en su auto y en su domicilio y amenazas de muerte que lo obligaron a salir de su estado.
Cuando le explicó en la mañanera al presidente sobre estos atentados, éste le respondió que le dijera al subsecretario de derechos humanos Alejandro Encinas Rodríguez para que diera seguimiento a su denuncia. Héctor fue incorporado al Mecanismo de Protección de Periodistas de la Segob y se le movió a un departamento de refugio.
Cuatro meses después, fue acusado de violación por una mujer que apenas conocía, originaria de Tulum, a quien se le había pagado por acusar falsamente al periodista. Una vez que la mujer puso la denuncia, jamás volvió a aparecer en las gestiones de los tribunales ni se presentó a ratificar la denuncia. Héctor fue a prisión preventiva y en unos meses fue sentenciado a seis años de prisión sin ninguna prueba o investigación de los supuestos hechos.
Desde la cárcel, Héctor siguió haciendo periodismo. Entrevistó a los internos sobre las condiciones de reclusión, discriminación, extorsiones y el tráfico de drogas, además la renta de celulares y cualquier aparato electrodoméstico que permitían las autoridades penitenciarias por pagos directos. Tras esos reportes y los cálculos de 40 millones mensuales en efectivo que se movían dentro del Reclusorio Oriente, Héctor fue torturado brutalmente. Cuando el Mecanismo Nacional de Prevención de Tortura intervino para trasladarlo a Santa Martha Acatitla, el responsable fue despedido de la institución y Héctor fue nuevamente torturado en Santa Martha Acatitla, además de mantenerlo en aislamiento permanente y expuesto a la intemperie por una ventana abierta en la celda.
Tanto la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) como de Derechos Humanos de la Ciudad de México le han negado hacer un protocolo de Estambul por las torturas, y en prisión ha recibido amenazas de las autoridades penitenciarias si sigue denunciando.
Parte del acoso es suspenderle su medicamento por semanas, dejarlo sin alimentos y sin agua por días y negarle artículos básicos de higiene o mantenerlo aislado del resto de la población.
Héctor tiene la certeza de que morirá en prisión por un delito que no cometió, porque dijo «todas las instituciones de justicia me han dado la espalda». Y ante la insistencia del custodio para que cortara la llamada, el periodista terminó desmintiendo al presidente López Obrador: «el presidente dice que ya no se tortura, miente, hoy se tortura más porque además de la tortura física, te llevan a la muerte por las condiciones de crueldad en que nos tienen a los presos de consigna».