Pumas se regala una caricia tras el tropiezo del fin de semana. Los dirigidos por Antonio Mohamed olvidaron la derrota del Estadio Azteca y se aprovecharon del desbarajuste de los Gallos Blancos, para vencer por 4-0 en el Estadio Olímpico.
Había pesimismo en Pumas, desde la derrota contra América, primero por una posible suspensión para Antonio Mohamed, por realizar acusaciones contra el árbitro y hacer señas en la banca contraria, pero al final el asunto se arregló con una multa económica. La otra mala noticia, la ausencia de César ‘Chino’ Huerta, el estelar, por acumulación de tarjetas amarillas.
Era mitad de semana y había que encender el Estadio Olímpico, los Gallos Blancos lo hicieron fácil. El equipo de Mauro Gerk pasó lista en la casa de los universitarios, con un trallazo que Julio González, en la mira de la Selección Mexicana, repelió. No más.
El que puso en peligro a los Pumas fue un viejo conocido, Pablo Barrera, en otras épocas la maravilla de los auriazules y ahora líder de un equipo que se la pasa arriba y abajo.
El nudo lo desenredó Emanuel Gularte, para su mala suerte en propio arco, porque un centro de Adrián Aldrete lo remató el zaguero de los Gallos Blancos, hacia al fondo de la portería de Guillermo Allison. El 1-0, al minuto 25.
Después, Omar Mendoza hizo que los auriazules dejaran de echar de menos a César Huerta. Una descolgada de Pumas acabó en mano del defensa de los Gallos Blancos, penal y tarjeta roja para Omar Mendoza. Entregó el partido a los universitarios, antes del descanso.
Dinenno aprovechó. El argentino anotó el 2-0, castigo merecido para los Gallos Blancos, demasiado recompensa para los Pumas.
En el complemento, con uno menos, Gallos Blancos ni se acercó al arco de Julio González. Deprimidos, sólo vieron como Nathan Silva y Dinenno aumentaron la ventaja a 4-0.
Pumas se regala una caricia con cuatro goles, olvida y apunta al Cruz Azul, de nuevo, en el Estadio Azteca.