El ejército ruso toma el control del puerto de Mariupol, según las fuerzas invasoras.  Muertos o cautivos. Y aun de darse el segundo caso, probablemente al final también muertos. A tal fatal destino se enfrentan las fuerzas que durante semanas han mantenido parte del casco urbano de Mariupol bajo control ucraniano, y que ahora se enfrentan, según la 36º brigada de la Marina, a una «batalla final» por la ciudad portuaria del este del país. Por lo pronto, las fuerzas invasoras anunciaron el lunes por la tarde la toma de la totalidad del puerto de la ciudad, estrechando aún más el cerco sobre los defensores.

Así lo aseguró el líder de la autoproclamada República Popular de Donetsk, Denis Pushilin. Por su parte, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski admitió que las cosas no andan bien en Mariupol, bloqueada por las tropas rusas desde el 1 de marzo. «Los ocupantes», aseguró, «ni tan siquiera permiten que se envíen comida y agua». Es solo una parte de la gran ofensiva que espera Ucrania en el este con, según Zelenski, «decenas de miles de soldados» pro Rusia amasándose en las líneas de ataque.

En un vídeo, un soldado ucraniano se encarama sigilosamente al tejado de un edificio de Mariupol, apunta meticulosamente a un tanque ruso con el misil portátil que lleva aupado al hombro, pulsa el gatillo y convierte el monstruo de metal en chatarra. Acciones como ésta, en la que un miliciano surge como un espectro de un rincón imposible para golpear al enemigo, han sido esenciales tanto en la batalla por Kiev, que los ucranianos ganaron la semana pasada, como hoy en Mariupol.

Sin embargo, después de largas jornadas agónicas resistiendo los ataques de unos rusos dispuestos a hacer añicos una de las joyas a orillas del Mar Negro, algunos cuadros del ejército ucraniano lo tienen claro: «Hoy probablemente tenga lugar la última batalla por Mariupol, pues la munición se está acabando», aseguraron en un comunicado publicado en las redes sociales miembros de la 36ª brigada de marines de las Fuerzas Armadas de Ucrania, según la agencia France Presse.

De acuerdo con el mensaje, crítico y que, por ello, no está claro si tuvo la aprobación de los altos mandos, la defensa de Mariupol ha hecho «todo lo posible y lo imposible» por retener el control de la urbe, sometida a uno de los bombardeos más salvajes que se recuerdan en las últimas décadas. «Será la muerte para algunos de nosotros y la cautividad para el resto», sentenciaron, después de admitir que las fuerzas enemigas han estado comiéndoles terreno constantemente.

ANIQUILADOS

Los defensores, entre los que se encuentran miembros del batallón ultraderechista Azov, fueron más allá al declarar que «la montaña de heridos equivale a más de la mitad de la brigada. Aquellos que no han perdido extremidades regresan a la batalla. La infantería fue toda aniquilada y en los combates a tiros participan los artilleros, los operadores de las ametralladoras antiaéreas, los técnicos de radio, los conductores y los cocineros. Incluso la orquesta», zanjó, acusando a sus líderes de dejar de apoyarlos.

Horas después, en rueda de prensa, el coronel Oleksandr Motuzyankuk, portavoz del Ministerio de Defensa de Ucrania y alguien especialmente discreto a la hora de pormenorizar sobre los acontecimientos en el campo de batalla, evitó hacer referencias concretas a dicho comunicado: «Por el momento se mantiene la defensa y seguimos recibiendo información del terreno», explicó a los periodistas.

«Debemos entender que el ejército de ucrania está en posición defensiva, considerando todos los riesgos y factores. Cada bando realiza sus acciones. La situación puede cambiar de forma dinámica. No vale la pena poner el foco […] puedo decir que no vamos a permitir que eso ocurra», concluyó, sobre la crítica situación en Mariupol. Miles de personas han sido evacuadas en las últimas semanas de esa localidad, más a merced que nunca de las tropas rusas.

Para los invasores, tomar Mariupol es cuestión de orgullo y venganza. En el verano de 2014, separatistas del Donbás asaltaron centros de poder de la ciudad para hacerse con su control. La batalla callejera librada con las fuerzas ucranianas, con el apoyo de los paramilitares del grupo Azov, se saldó con al menos una decena de muertos, entre ellos presuntamente personas desarmadas. Para los atacantes, el asedio de Mariupol es una revancha por aquellos hechos.

«Mariupol ha sido destruida, hay decenas de miles de muertos, y a pesar de ello los rusos no cesan en su ofensiva», protestó amargamente Zelenski durante una comparecencia en vídeo frente al parlamento de Corea del Sur. Al igual que en ocasiones anteriores, el líder ucraniano pidió armas para defenderse de la agresión rusa. De cualquier tipo. Seúl ha aprobado partidas de material no letal, pero ha rechazado el envío de sistemas antiaéreos porque, según la agencia AP, perjudicaría su «postura de preparación militar».

«Las tropas rusas van a pasar a operaciones incluso mayores en el este de nuestro país. Pueden usar incluso más misiles contra nosotros, incluso más bombas aéreas», recordó el dirigente en un comunicado. Conscientes de ello, los ucranianos se preparan para una batalla decisiva cercana, en la que las estrategias de guerrilla urbana de Kiev serán insuficientes. En el Donbás, sin grandes núcleos de población, se espera una mayor acción de la artillería aérea rusa, una guerra de trincheras.