Ucrania ha convertido en un fenómeno prácticamente diario los ataques a refinerías y objetivos militares dentro de Rusia gracias al desarrollo de drones de fabricación propia de larga distancia, mientras avanza hacia la producción de sus propios misiles balísticos para reducir su dependencia de Occidente.
Tras el éxito comprobado de sus aparatos no tripulados, que en los últimos meses han golpeado decenas de refinerías y depósitos de combustible en zonas cercanas a la frontera y a distancias más grandes de hasta más de un millar de kilómetros, Kiev busca dar un salto cualitativo a su producción nacional de armamento que le permita cambiar el curso de la guerra.
El proyecto conocido más ambicioso es el desarrollo de su primer misil balístico de producción nacional que, según anunció esta semana el presidente del país, Volodímir Zelenski, sin dar más detalles al respecto, ya ha sido probado con éxito. Según medios y analistas ucranianos, el primer misil balístico ucraniano disparado en condiciones reales podría ser producto del programa Sapsan, también conocido como Hrim-2.
Según la publicación ucraniana especializada en asuntos militares ‘Defense Express’, el programa fue lanzado hace una década por la empresa pública KB Pivdenne, que fabrica satélites y misiles en la ciudad ucraniana de Dnipró y estaba especializada durante la era soviética en la producción de los misiles intercontinentales balísticos con que la URSS amenazaba a Estados Unidos.
Las pocas informaciones aparecidas desde que se pusiera en marcha el programa, el misil Hrim-2 debía tener un alcance máximo de 500 kilómetros.
Entre 600 y 700 kilómetros
Declaraciones recientes de varios dirigentes ucranianos hacen pensar, sin embargo, en un alcance algo mayor. En una entrevista concedida a un medio local tras el escueto anuncio de Zelenski, su consejero Mijailo Podoliak apuntó con cierta ambigüedad a la posibilidad de que el primer misil balístico ucraniano pueda alcanzar objetivos a una distancia de 600 ó 700 kilómetros.
De ser utilizado desde cerca de la actual línea del frente, un arma de este alcance pondría a tiro de los misiles balísticos ucranianos a Moscú y a objetivos estratégicos que -al igual que ocurre con la capital rusa- Ucrania ya ha atacado repetidamente con drones, como el aeródromo militar de Engels.
La que ofreció Podoliak no es la primera pista sobre el alcance que podrían tener los misiles que está fabricando Ucrania.
Hace aproximadamente un año, Zelenski anunció que Ucrania había probado con éxito armamento con un alcance de 700 kilómetros, sin especificar si se trataba de un misil de crucero o balístico.
En junio de 2023, el entonces ministro de Defensa, Oleksí Réznikov, reveló que Ucrania estaba desarrollando un misil con un alcance de mil kilómetros. Sin embargo, Réznikov no aclaró entonces de qué tipo de misil se trataba.
La prueba exitosa del misil no es el único avance en materia de armamento de largo alcance conseguido recientemente por la industria militar ucraniana.
El pasado 24 de agosto, coincidiendo con la celebración del Día de la Independencia de Ucrania, el propio Zelenski informó del debut ese mismo día en el campo de batalla de un tipo de armamento nuevo, el misil-dron Palianytsia.
La única información oficial la dio posteriormente el ministro de Industrias Estratégicas, Oleksandr Kamishin, que explicó que el Palianytsia, que combina características propias de los drones y de los misiles, se había estrenado golpeando un objetivo enemigo en territorio ocupado.
Mientras crece la frustración por la negativa occidental a permitir el uso del armamento de largo alcance que envía a Kiev para golpear objetivos dentro de la Federación Rusa, Ucrania trata de desarrollar sus propias armas para poder hacerlo, y espera conseguir con los misiles los mismos resultados que está teniendo con los drones.