Kiev recibirá 19.000 millones de euros, el equivalente al 60% del gasto militar ruso, además de otros 12.400 millones en asistencia. Ucrania se convertirá en el país en guerra que reciba más ayuda militar de Estados Unidos desde Vietnam del Sur en 1972. Ese es el proyecto de ley que Joe Biden ha anunciado este jueves, en virtud del cual Washington entregará a Kiev 33.000 millones de dólares (31.400 millones de euros) en asistencia en los próximos seis meses. De esa cantidad, el 60% (19.000 millones de euros) será en ayuda militar, lo que significa que Ucrania va a recibir ayuda militar solo de EEUU -sin contar con el resto de la OTAN- equivalente al 60% del Presupuesto de Defensa de Rusia. Eso revela que la guerra está cada día más equilibrada, al menos sobre el papel.
El resto de la ayuda será asistencia económica a Kiev y, también, a los países en vías de desarrollo, que se están viendo golpeados por el cierre de las exportaciones de alimentos por parte de Rusia y Ucrania, lo que puede hacer que 30 millones de personas no tengan alimentos suficientes este año, según las estimaciones de la ONU.
El plan del Gobierno de Biden supone aumentar en un 142% la ayuda solicitada para Ucrania hace apenas un mes. En el capítulo militar, la ayuda se triplica. Aunque la Casa Blanca no ha dado detalles, entre el material que será enviado a Ucrania están misiles antiaéreos «avanzados», lo que sugiere que EEUU podría entregar a ese país sistemas de más alcance que los misiles portátiles ‘Stinger’ que hasta ahora les ha dado.
Otro capítulo es el de la artillería. EEUU está entregando a Ucrania más de cien obuses de 155 milímetros con un alcance de 40 kilómetros, aproximadamente, la distancia que hay desde las afueras de Madrid hasta Guadalajara, y el nuevo plan, presumiblemente, incrementaría el número de esas armas de manera significativa. La OTAN ha decidido esta semana la entrega de material bélico a Ucrania suficiente para crear aproximadamente una división acorazada. Con las nuevas ayudas, Kiev podrá establecer varias. EEUU y sus aliados estiman que esas armas son necesarias para que Ucrania derrote la ofensiva rusa en el este y el sur del país, que podría constituir la mayor batalla de medios acorazados desde la Segunda Guerra Mundial. Washington también deja claro que la guerra va a ser larga, porque movilizar esos recursos, llevarlos al frente, y entrenar a los ucranianos va a llevar semanas o meses.
La propuesta, además, incluye una propuesta legislativa novedosa que va a levantar ampollas en Rusia: las autoridades de Estados Unidos tendrán la potestad de vender los activos inmovilizados a ciudadanos rusos y destinar los recursos así obtenidos a ayudar a Ucrania. Esos activos van desde yates hasta cuentas bancarias, propiedad de empresarios, miembros del equipo de Putin, y el propio presidente y su familia. Hasta la fecha, Estados Unidos se ha limitado a ‘congelar’, sin incautar ni liquidar, los bienes de los llamados «oligarcas» rusos y de los líderes políticos de ese país.
Esa medida promete despertar un debate en círculos académicos, dado que no hay evidencia de que ese patrimonio haya sido empleado en la comisión de delitos ni, tampoco, haya procedido de actividades ilícitas. Es posible que la propuesta sea cuestionada en el Tribunal Supremo, dado que supone dar más poderes a la presidencia, que ahora podrá decidir qué activos incauta y liquida sin que la Justicia intervenga. En EEUU, prácticamente desde su nacimiento como nación, el Ejecutivo ha ido acumulando más y más poderes a costa del Poder Judicial y, sobre todo, del Legislativo, y este es un paso adicional en esa dirección.
Sin embargo, políticamente, la propuesta de ley de Biden parece tener el camino relativamente despejado. En el Partido Republicano existe un grupo de legisladores favorable a Rusia, como revela que casi el 40% de los miembros de esa formación en la Cámara de Representantes haya votado en contra de una propuesta que apoyaba «el fortalecimiento de la OTAN», y el martes el senador Rand Paul, que fue candidato a la presidencia en 2016, defendiera la invasión rusa de Ucrania. Pero, en general, el liderazgo republicano está firmemente del lado de Kiev. Por la parte demócrata no parece haber fisuras en ese capítulo, aunque es probable que algunos elementos del ala izquierda traten de oponerse.
La idea de vender los activos de los oligarcas había sido planteada por el primer ministro británico, Boris Johnson, pero hasta la fecha ningún país la había considerado seriamente. De particular interés en Europa sería el destino de los yates de los oligarcas, ya que esos barcos requieren un mantenimiento constante y carísimo, por lo que los Estados que los han inmovilizado tienen que elegir entre gastar cantidades enormes en su cuidado o dejar que se deprecien rápidamente.