El llamado de la Comisión para Prevenir Abusos ocurre mientras la Iglesia Católica vive una nueva crisis por la conducta del exjesuita Marko Rupnik.
Religión y vida pública: Entre los nuevos cardenales está el argentino Víctor Manuel Fernández, que preside el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, en el que la Comisión de Abusos está encuadrada.
Por Rodolfo Soriano-Núñez
La Pontificia Comisión para la Protección de los Menores publicó al mediodía de este miércoles 27 de septiembre en Roma un documento en el que llama la atención de los futuros cardenales de la Iglesia Católica y otros dignatarios de esa confesión acerca de los problemas que percibe en materia de abusos.
La Comisión, conocida como Tutela, por su nombre en latín, es la entidad responsable en la estructura global de la Iglesia Católica de velar por el cumplimiento de normas que impidan que se cometan más abusos y que se proteja a las víctimas.
El documento se ve a sí mismo como un “llamado a la acción” ya desde el título de este, que en inglés es “A Call to Action on the Occasion of the Consistory for the Creation of Cardinals and the 16th Ordinary General Assembly of the Synod of Bishops”, que en español puede traducirse como “Un llamado a la acción con motivo del consistorio para la creación de cardenales y la XVI Asamblea General del Sínodo de Obispos”.
El sínodo es una reunión de obispos de todos los países del mundo, algunos de los cuales son elegidos representantes por las conferencias nacionales o regionales de obispos que existen en distintos países. Otros más acuden al Sínodo y participan porque el papa los invita directamente a hacerlo.
Esta XVI asamblea del Sínodo contará, por primera vez en la historia de estas reuniones, reestablecidas en el catolicismo en lo setenta del siglo pasado por el papa Pablo VI, con la participación de mujeres, religiosas y laicas.
Ellas podrán votar en las propuestas o sugerencias que este sínodo, como los 15 previos, han hecho al papa. Que personas que no sean obispos pudieran participar e incluso votar ya se había ensayado previamente en la Iglesia Católica, por lo que la novedad se limita exclusivamente a la posibilidad que las mujeres que asistan puedan votar las propuestas que el Sínodo haga al papa.
El “llamado a la acción” presenta la situación en la Iglesia como afectada por el hecho que todos los días emerge nueva evidencia de abusos perpetrados por clérigos.